20 de agosto de 2017

El fantasma de los que van a votar
Un fantasma recorre la Provincia de Buenos Aires y algunos dicen que amenaza con ser decisivo en las elecciones de octubre. Ese fantasma son los votantes que no fueron a votar el domingo pasado y que, según los cálculos que se esbozan, van a votar en octubre. El argumento es que siempre hay menos votantes en las PASO que cuando se hace la elección en la que realmente se definen los cargos, en este caso la del 22 de octubre. Sin embargo, los datos demuestran que el fantasma no es tan grande como se cree: el domingo pasado votó el 77 por ciento del padrón y en la elección decisiva de 2015 votó el 80,48. Siguiendo cierta lógica– sólo hay aproximadamente un 3 por ciento que se podría agregar. Si se compara este proceso con el de 2015 los números son los siguientes:
  • En las PASO de 2015, cuando se elegían candidaturas, se presentaron a las urnas en la Provincia de Buenos Aires el 72,37 por ciento del padrón electoral. Esas PASO se hicieron el 9 de agosto de aquel año. 
  • En la elección general, cuando ya se disputaron realmente la presidencia de la Nación, la gobernación bonaerense y todos los cargos de diputados, la concurrencia al padrón fue del 80,48 por ciento del padrón electoral. La elección fue el 25 de octubre de 2015 y definió que, para presidente, la resolución se iba a dar en un ballotage, que fue el que ganó Mauricio Macri en noviembre.
  • El domingo pasado, el presentismo fue alto, más alto que el de hace dos años. Se presentó a sufragar el 77 por ciento del padrón electoral según consta en el manipulado escrutinio provisorio emitido por el Poder Ejecutivo después de la votación. 
  • La mayoría de los especialistas –y la experiencia en los años de democracia– indica que suele haber más presentismo en elecciones presidenciales que en las de medio término, donde se eligen diputados y senadores. En el caso de la elección de 2015 estaba además en las PASO la picante competencia entre Aníbal Fernández y Julián Dominguez y luego en la elección general el dramático choque entre María Eugenia Vidal y Aníbal Fernández por la gobernación y la presidencia entre Macri y Daniel Scioli. 
  • Es decir que la lógica indica que debía haber más concurrencia en 2015 porque se ponía más en juego, sobre todo el máximo cargo del país. Sin embargo, los números demuestran que, tal vez, la presencia de Cristina Fernández de Kirchner como candidata produce un fuerte efecto, crea una especie de competencia dramática, similar a la de hace dos años. Se podría decir que se produjo un adelanto de la tensión político-electoral y que ese efecto llevó más gente a las urnas.
    Por lo tanto, gran parte del impacto ya se produjo el domingo pasado con el alto número en presentismo, por lo cual es muy difícil que en octubre aumente sustancialmente la cantidad de votantes. Tal vez se llegue a superar el 80 por ciento, pero no más. Sólo en las primeras elecciones de la democracia, en 1983 y 1985, y luego en la presidencial de 1989 se superó en forma clara el 80 por ciento. O sea que la lógica indica que el agregado a los votantes del domingo pasado (el 77 por ciento) sólo será de tres o cuatro puntos.
    Una de las especulaciones es que los que menos van a votar son los que respaldan a Cambiemos y a 1País, porque no tienen tanto interés político ni pasión como los que respaldan a Cristina y a Unidad Ciudadana. Sin embargo, ese diagnóstico quedó desmentido el domingo. En los lugares de menores recursos el presentismo fue igual que en los distritos más ricos. En José C. Paz, por ejemplo, y en San Isidro, la concurrencia fue del 76 por ciento. 
    Por supuesto que en una situación de paridad son importantes los tres o cuatro puntos de ciudadanos que no fueron a votar el domingo e irán en octubre. Pero no se trata de una montaña de votos ni tienen una orientación marcada. Tendrán posiblemente la misma relevancia que los 300.000 votos que fueron a partidos, principalmente de izquierda, que no llegaron al 1,5 por ciento del padrón y quedaron afuera en octubre. Por supuesto, está la presión del voto útil sobre las terceras y cuartas fuerzas para que voten al candidato tal para que no gane el candidato tal otro. Cuando se termine el escrutinio definitivo seguramente se empezarán a esbozar las estrategias para ver dónde se consiguen los votos para ganar. 
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