18 de octubre de 2017

El stock de letras emitidas por el Banco Central superó los 1,1 billón de pesos
Las tasas no bajan y la deuda no para
La autoridad monetaria enfrentó el vencimiento de 380 mil millones de pesos en Lebac, de los que renovó el 87 por ciento sin poder bajar la tasa de interés. El aumento de esta deuda fue exponencial y plantea riesgos a mediano plazo.
Por Federico Kucher
Cuando Federico Sturzenegger asumió en el Banco Central, el stock de deuda en Lebac era de 281 mil millones. Hoy supera el 1,1 billón.
La deuda en Lebac del Banco Central alcanzó a mitad de octubre un record de 1 billón 127 mil millones de pesos. Ayer la autoridad monetaria enfrentó un vencimiento de letras por 380 mil millones de pesos y renovó 87 por ciento de ese total. No pudo bajar la tasa de interés, que se mantuvo en torno al 27 por ciento, y continuó acumulando desequilibrios macroeconómicos. Economistas de distintos sectores tanto progresistas como conservadores afirman que el endeudamiento en Lebac será uno de los grandes problemas para administrar cuando se pinche la burbuja del financiamiento externo y el clima de optimismo entre los inversores a nivel mundial. La entidad monetaria ya paga por día unos 750 millones de pesos en intereses de estas letras, cifra que equivale a toda la inversión necesaria para construir un hospital de alta tecnología. En los primeros 15 días de octubre, el Central le pagó a bancos e inversores privados un monto de intereses que alcanzaría para mantener el fútbol por televisión gratis hasta 2022. 
Entre los economistas de la city no existe un acuerdo sobre las políticas que lleva adelante la autoridad monetaria. Algunos festejan la obsesión con la tasa de interés elevada, pese a que no tuvo efecto para frenar el proceso inflacionario, mientras que otros critican la falta de un programa integral, en el que se apunte a atacar los precios con una política no sólo monetaria sino de ingresos (y enfocada en los costos). Pero todos están de acuerdo en marcar que el aumento de la deuda en Lebac fue exponencial y que plantea riesgos de sustentabilidad en el mediano y largo plazo. 
Los datos duros no dejan espacio para plantear algo muy distinto. En diciembre de 2015, cuando asumió Federico Sturzenegger al frente del Central, la deuda en letras era de 281 mil millones de pesos. Unos 22 meses después, el stock de esa deuda aumentó cuatro veces, provocando el fuerte desgaste del balance patrimonial de la entidad. Esto se debe a que el endeudamiento en Lebac expresado en dólares ya suma más de 64 mil millones de dólares (el equivalente a 12 puntos del PIB), mientras que el principal activo en divisas de la entidad (reservas internacionales) se ubica en 53 mil millones de dólares. El pasivo de Lebac ya supera en 11 mil millones de dólares a las reservas. La carga de intereses que se desembolsa por la deuda en letras es otro de los indicadores para evaluar el desequilibrio generado en los últimos meses. A fin de 2015, la autoridad monetaria pagaba unos 180 millones de pesos diarios en intereses de esta deuda, cifra que se elevó a 750 millones de pesos este año. 
La pregunta acerca de hasta cuándo pueden sostenerse estas distorsiones de la macro da vuelta en la cabeza de todos los analistas del mercado y de cada vez más inversores. Las Lebac no son el único desorden de las cuentas económicas que se considera. El informe de octubre de la consultora española LatinFocus permite entender algunos de los principales problemas y desafíos que tiene por delante el modelo económico. Los economistas de la city estiman un 2017 con déficit fiscal cercano al 6 por ciento del PIB y del 5,6 por ciento para el 2018 (promedio de Ecolatina, Estudio Bein, Elypsis, Fiel y otras grandes consultoras del mercado). El déficit comercial es otra de las variables en las que se marca la continuidad de un fuerte desequilibrio. En el mercado estimaron el rojo del intercambio comercial en 4 mil millones de dólares este año y 6 mil millones para el próximo año, mientras que el déficit de la cuenta corriente superaría los 15 mil millones de dólares tanto en 2017 como en 2018. 
Este diario analizó la evolución de otras variables claves de la macroeconomía y no encontró diferencias importantes para el promedio de la primera mitad de este año en relación con el mismo período del 2015. El tipo de cambio real es uno de los ejemplos más concretos. La paridad cambiaria del peso contra el dólar al descontar el efecto de la inflación es casi idéntica. La cotización real del dólar, utilizando como base los valores de diciembre de 2001, se ubicó en 0,95 pesos entre enero y junio de 2015, al tiempo que fue de 1,0 peso para los primeros seis meses de 2017. La emisión de base monetaria es otra de las variables relevantes. El ritmo de emisión se ubicó en un 36,3 por ciento en términos interanuales en el promedio de los primeros seis meses de este año, una tasa igual respecto al 2015. El aumento de los precios es un tercer elemento. La inflación mensual se ubica este año en torno al 2 por ciento, una tasa apenas inferior en relación con la que se anotaba hace dos años. Esto evidencia que en los últimos meses no hubo cambios relevantes para ordenar la macroeconomía en tanto que continuaron incrementándose los desequilibrios.
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